viernes, 14 de noviembre de 2008

BIOGRAFIA DE CMTE LUIS PIEDRA BUENA


1833: El 24 de Agosto de 1833 nace en Carmen de Patagones, Miguel Luis de Piedra Buena.
1842:(9). En octubre de 1942 el marino americano Capitán Lemon lo lleva en su barco hacia Nueva York con el propósito de hacerlo estudiar, pero el niño disconforme con el trato que le daba Lemon se queda en Buenos Aires. Allí estudia. En 1847 regresa de Buenos aires a Patagones.
1847: (13). El 23 de julio de 1847 se embarca como grumete en el Jhon E. Davison, pailebote del norteamericano W.H. Smiley, conocido como el Cónsul de los Mares.
1848: (14). Fondean las Islas Malvinas y recorren los mares antárticos.
1849: (16). Smiley lo asciende a Segundo Oficial y le entrega el mando de su segunda ballenera. Salva en la Isla de los Estados a 14 náufragos de una fragata alemana.
1851: (18). En la Isla Navarino encuentra los restos mutilados del misionero Allen Francis Gardiner y sus hombres y les da sepultura.

Sabias que ?... Que el nombre completo de Luis Piedra Buena era Miguel Luis piedra buena?

1852:(19).Smiley lo asciende a Primer Oficial.
1851 a 1854: Capitanea una ballenera de Smiley en tareas de pesca en los mares australes.
1854: (21). En octubre Smiley lo pone en posición de la bricbarca San Martín hacia Estados Unidos, con el propósito que Piedra buena estudie en una Escuela Náutica.
1856: En Estados unidos se embarca como Primer Oficial de la corbeta norteamericana Merriman, siempre bajo las órdenes de Smiley. Recorre puertos de Estados Unidos, Golfo de México, de Cuba, Santo domingo y Haití.
1858: (25). Regresa de Estados Unidos recibido como técnico y práctico náutico, al mando del bergantín goleta Nancy. Arriba a la Isla de los Estados y salva allí a 24 náufragos.
Smiley le cede el mando de la goleta Manuelita y con ella salva en Punta Ninfas (Chubut) a 42 hombres de la ballenera Dolphin.
1859: (26) Remonta con el Nancy el Río santa Cruz e iza la bandera argentina en la isla que años después llamara Pavón, construye una casa y deja allí tres hombres como custodia. Con el mismo barco, iza una bandera en la Isla de los Estados.
1860: Compra el Nancy. Salva en la Isla de los Estados a los náufragos del bergantín Thaler.


1862: Construye una casa en Puerto Cook (Isla de los Estados)
1863: Coloca una placa en el Cabo de Hornos, que dice:´´aquí termina el dominio de la República Argentina. En la Isla de los Estados (Puerto Cook) se socorre a los náufragos. Nancy 1863. Capitán Luis piedra Buena´´. Ese año rebautiza el Nancy con el nombre de Espora. Lleva desde la Bahía de San Gregorio (Estrecho de Magallanes) a Buenos Aires, al Cacique tehuelche Casimiro Biguá y lo presenta al Presidente Mitre quien le concede a Casimiro el título de Cacique General de San Gregorio.A su regreso, en la Bahía de San Gregorio, Piedra Buena le obsequia la bandera de su barco.
1864:(31). Lleva el Espora a Bs. As. Para reparaciones. Compra el pailebote Julia. El 2 de diciembre de ese año Mitre le da el despacho de Capitán sin Opción a Sueldo.
1866: Compra en Punta Arenas el Bergantín Carlitos. Hace con él un viaje a Malvinas y de allí lo manda con un cargamento de carbón de piedra para vender en Montevideo. El Carlitos se hundió en el Río de la Plata, en ese viaje.
1867: En Octubre de ese año dispone que un grupo de sus hombres llegue a las nacientes del Río Santa Cruz. Así descubren un gran lago al que llaman Laguna de Santa Cruz (que se llamará después Lago Argentino bautizado por Francisco P. Moreno).
1868:(34). Construye dos casitas en Las Salinas en la costa del Río Santa Cruz. El 2 de Agosto de 1868 contrae matrimonio en Buenos Aires con Julia Dufour. El 6 de octubre de ese año el Gobierno Argentino le concede a Piedra Buena la propiedad de la Isla de los Estados. Tres leguas de frente en el Río Santa Cruz con cuatro de fondo al SE quedando comprendidas entre leguas, la Isla Pavón, las pequeñas islas adyacentes y las salinas que ya tenía pobladas.
Piedra buena con su señora parten en el Espora el 26 – 10 – 1868 (viaje de bodas) de Buenos Aires hacia las Isla de los Estados, de allí a la Isla Pavón y por último a Punta Arenas. Piedra Buena había estado esperando hasta esa fecha, parte de los materiales y tropas de Mitre que le concedió para poblar San Gregorio (hoy territorio chileno) y bautizar el Cabo Vírgenes. Aunque pudo cargar los materiales, lo sorprendió el cambio de Presidente, y Sarmiento, no le entregó la tropa, con lo que se malogró este acto de soberanía. Levanta un refugio en la Isla de Los Estados.
1869: El 16 de Agosto de ese año nace en Carmen de Patagones su hija Ana Vicente.
1870: Intenta colonizar la Bahía de San Gregorio pero es hecho desistir por el Gobernador chileno de Punta Arenas.
1871: El 11 de Abril de ese año nace su hijo Luis Miguel Pedro. Además le encargan la búsqueda de los restos del Tresponts en Tierra del Fuego. Encuentra a todos mutilados.
1873: El 10 de Marzo de ese año naufraga con el Espora en la Isla de los Estados. De inmediato con los resto del Espora construye un cúter al que llamó Luisito, terminándolo el 3 de Mayo. El 18 de Mayo hacen vela abandonando la Isla de los Estados.
Nace su hija María Celestina. También salva la tripulación del Tagle (6 tripulantes) entre ellos la esposa del Capitán y su hijo.
1874: (41). En Octubre de ese año con el Luisito salva a los tripulantes del Dr. Hansen (21 náufragos). El gobierno alemán le obsequia por este hecho un anteojo telescópico.
1875: Piedra buena atraviesa una situación económica insostenible, además es llamado por el Gobierno Argentino por la cuestión con Chile. Vende el Luisito y su casa en Punta Arenas trasladándose a Buenos Aires.
1876: Con la ayuda de amigos y parientes compra en Buenos la goleta Berta que bautiza Santa Cruz. El 31 de Marzo de 1876 nace en Buenos Aires su hija Julia Elvira.
1877: (44). El 6 de Octubre de ese año salva la tripulación, incluso al capitán y su esposa y 19 personas del Anne Richmond que se incendió. Recibe del Gobierno inglés un anteojo binocular de plata con estuche de ébano.
1878: El 17 de Abril de 1878 el Gobierno le otorga el empleo de Sargento Mayor con el grado de Teniente Coronel. En ese año el Gobierno compra y pone al mando de Piedra Buena la Cabo de Hornos como Escuela de Marineros.
El 17 de Mayo de 1878 nace en Buenos Aires su hijo Luis José Pascual. El 9 de Agosto fallece su esposa Julia Dufour.
1881: (47). El 4 de julio salva náufragos de la ballenera Anita frente al Arrollo Quequén.
En Diciembre de 1881 su viaje con la Cabo de Horno en la Expedición Científica Austral Argentina encargada de la exploración de las costas patagónicas y Tierra del fuego en la que el Teniente de Navío de la Marina italiana Giacomo Bove es el jefe de la Expedición Científica y Luis Piedra Buena, el Jefe Militar de la Expedición. El 13 de Febrero de 1882 en Puerto Cook (Isla de los Estados) salva a la tripulación de la barca inglesa Pactoulus (11 náufragos).
1882: (49). A su regreso a Buenos Aires, en septiembre de ese año premian a Piedra Buena por esa misión con una medalla de oro. El 8 de noviembre le otorgan el Grado de Teniente Coronel de Marina.
1883:(49). Cuando estaba preparando un nuevo viaje al Sur, para colocar una baliza en la Isla de los Estados y otras en otros puntos australes, enferma y muere el 10 de Agosto, de ese año a las 8: 45 p.m. en la ciudad de Buenos Aires.



COMO NACIÓ LA LOCALIDAD DE CMTE LUIS PIEDRA BUENA

El origen de nuestra localidad está relacionado con la expansión de la actividad ganadera, a partir de la cual surge la necesidad de trasladar, remontando el río Santa Cruz, mercadería para los establecimientos ganaderos. Ya a fines de 1901 comienza el asentamiento en la ribera del río, lo que se acrecienta en los años siguientes con la instalación de galpones y depósitos de mercaderías, conformando un caserío a lo largo de la costa.
Ya a fines del siglo XIX se instala don Gregorio Ibañez, con una pequeña construcción. Su oficio de marinero y la adquisición de un bote con el cual traslada mercadería para los pobladores, fueron los inicios de una primera etapa en la cual el paraje era identificado como El Paso o Paso Ibañez. A partir de allí se sucedieron otros servicios de balsas, ya que afluye gran parte de la población de la cordillera y valle del río Santa Cruz.
Recién en 1910, puede decirse que se inicia para esta localidad una era de progreso. Así van llegando los primeros inmigrantes. Dado que la Argentina ya había entrado en el mercado internacional a través de la exportación de lanas, carnes, cereales. Crecía a instancias de un desarrollo agropecuario, y de un sistema de transportes, que no hubiera podido darse de no mediar la inmigración. Algunos pioneros se establecieron en las estancias otros aquí en el pueblo. Principalmente de origen español y de otras nacionalidades. Y de un comercio primitivo, se pasa a un estado más adelantado. También como en otras localidades del territorio, los españoles constituyeron una Asociación de Socorros Mutuos.
Se pudieron constatar la presencia de grandes comercios como: la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, Pernas Hnos., Wattson y Gordoniz, Casa Kreglinger, Frigorífico Armour, hoteles de gran importancia, como el Argentino, el Iris, el Colón, Español, Fonda Obrera, luego hotel Select, el Internacional, el Paso Ibañez. La primera Escuela Nacional Nº 6, cuyo primer director fué Gregorio Álvarez, Comisión de Fomento, Empresa Telefónica, Oficina de Correos y Telégrafos, Juzgado de Paz, Destacamento de Policía, Sala de Primeros Auxilios, vialidad Nacional.
En el año 1933 por iniciativa de la Comisión de Fomento, se constituyó una comisión pro monumento al Comandante Luis Piedra Buena y el 24 de Agosto se puso la piedra fundamental del mismo en coincidencia con el centenario del nacimiento Luis Piedra Buena y en noviembre del mismo año se inauguró, ante la presencia de autoridades los pobladores y con la presencia de Luis Piedra Buena, hijo. El busto fue donado por el entonces gobernador Juan Manuel Gregores, quién además se encargó de los trámites necesarios para denominar a la localidad con el nombre del marino, que se había asentado en la Isla Pavón en 1859, constituyendo el único bastión de soberanía Argentina aquí en el Sur.

EL VASCO DE LA CARRETILLA

UN VIAJE SIN PRECEDENTE.


Antes la decadencia de la producción ovina, fuente principal de ingreso de la Patagonia, surge los estudios y perforaciones del suelo para llegar a la extracción de petróleo.
Estos trabajos de explotación petrolera a inicio del siglo xx incidieron en la economía de las localidades vecina y atrajeron a hombres de distintos puntos para las obras.
Año 1935, Mata Amarilla, Territorio Nacional de Santa Cruz, zona Norte del Rió homónimo campamento de la petrolera Ultramar, Subsidiaria de Standerd oil. Presidente de la Republica: Agustín P. Justo, Gobernador: Capitán Juan Manuel Gregores. El jefe de policía Eduardo Taret, ejecuta el mandato recibido por sus superiores del Ministro del Interior, Leopoldo Malo, de paralizar los trabajos, quedándose cesante el personal por lo que se van en busca de nuevos horizontes, entre ellos Guillermo Isidoro Larregui, Español, oriundo de Pampeana se traslado a Comandante Luis Piedra Buena. En ese entonces los medios de comunicación difundían noticias sobre hazañas de personas, que incluso se comentaban en Comandante Luis Piedra Buena.
En el marzo del mismo año surgió el desafió que llevo a Larregui a la popularidad, mientras estaba en rueda de amigos. Mientras todas las hazañas eran por medio de transporte, Larregui pensó una travesía hasta Buenos Aires caminando con una Carretilla. Hubo muchos comentarios y entre carcajadas lo apodaron ( EL LOCO DE LA CARRETILLA).
Con la ayuda de sus paisanos, el carpintero Sandalio Álvarez acondiciono una carretilla ubicando los utencillos necesario para el viaje, partiendo la mañana del 25 de marzo de 1935, hacia el norte llevando una carga de 100 Kg. de peso.
Durante su trayecto recibió de la gente testimonios de admiración con firma sobre la lona que le servia de carpa y sobre las tablas de la carretilla. El invierno lo sorprendió en Comodoro Rivadavia, tras bordear la costa, oriento su paso hacia la localidad Bonaerense de Dolores.
Catorce meses después de su partida, el 21 de mayo llegaba a empalme San Vicente, vecinos y reportero siguieron en caravana. Al dia siguiente llego a Burzaco, el sábado 23 llego a Avellaneda, el domingo 24 fue agasajado en el centro Español donde se le hizo entrega de hermosas flores adornadas con cinta de colores de la Bandera Argentina y Española, las cuales coloco en los portones de la casa rosada como homenaje al País que lo había acogido. Habiendo vencido la distancia que superaba los 3000km a pie y con un singular campamento acuesta puso fin a la porfía que había picado a su amor propio de VASCO.











LAS MEMORIAS DEL VASCO DE LA CARRETILLAS A TRAVEZ DE LA PRESA
ESCRITA



Cumpliendo el primer objetivo visito las oficinas del periódico “AHORA” y el diario “CRITICA”, sobresalieron importante titulares que anunciaban “ LLEGA HOY EL VASCO”, termina hoy su Raid el vasco de la carretilla, gasto 31 pares de alpargata en su caminata” etc, etc.
El club Argentino de caminata le hizo entrega de una plaqueta de oro y un pergamino en premio a su excursión.
Fue entrevistada por los diarios criticas de Buenos Aires y La Libertad de Avellaneda saliendo sus publicaciones en el mes de mayo de 1936, en las cuales le preguntaron sobre su travesía.




LA HISTORIA CONTINUA



Los hermanos Ratti dieron una función en el teatro Apolo en Honor y a beneficio de Guillermo Larregui, viernes 12 de julio 1936 luego de ellos se traslado a Lujan llevando su carretilla y una carta dirigida al Director del museo de esa localidad, Don Enrique Udaondo, escrita por Manuel Maria Oliver, en dicho museo hace entrega de su “Casa Rodante” con todo los objetos que tenia.
Luego de esto realizo otros tres Raids, uno desde Coronel Pringles a La Quiaca en 1936 (4405km), el segundo desde villa Maria Córdoba a Santiago de Chile en 1941 (2018km), y el ultimo desde Tranque lauque a la catarata del Iguazú en 1944, ninguno de estos viajes tuvo la resonancia del primero, la novedad ya había pasado y la atención de los medios de comunicación se centraba en la posible segunda Guerra mundial.
Finalmente se radico en el Parque Nacional de Misiones donde edifico su casa con latas vacías, sirviendo de Guía a los turistas que visitaban la zona.





EL DESTINO INCIERTO DE LA LONA


De acuerdo a testimonio del director del Museo de Lujan profesor Carlos Scannapico, se pudo saber que la lona según parece fue desintegrada por la humedad debido a los tantos desborde de Rió Lujan.





A MODO DE EPILOGO


¿A que se debió la trascendencia de aquel primer viaje si no perseguía una meta cultura, social, económica o deportiva? La sucesión de los hechos, hoy nos facilita la respuesta. Todo indica que ninguna de esas razones medio en la intención original del protagonista, pero el desarrollo de los acontecimientos los desencadeno de manera espontánea.
1)- En cuanto a los factores sociales, alcanzaron resonancia a través de la movilización del publico;
2)- La distinción dispuesta por el Club de caminatas otorga al viaje un marco deportivo;
3)- Forma parte del patrimonio cultural de buena parte de la región y, en particular, del pueblo en el que se formalizo la apuesta;
4)- Tuvo connotación histórica geográfica, pues el viejo vecindario de paso Ibáñez había recibido el nombre del insigne Comandante Luis Piedra Buena tres años antes de la partida y, seguramente, fue durante el Raid la primera vez que este fue repetida veces mencionado en todo el ámbito de la nación, traspasando incluso los limites de nuestra fronteras.
El consejo de liberante de esa localidad, dicta una ordenanza, el 15 de octubre de 1987, que impuso a una plazoleta central de la avenida Gregorio Ibáñez el nombre de Guillermo Isidoro Larregui; en recuerdo de aquel hombre simple quien, tal como reza un considerando de dicho mandato, demostró “a través de la tenacidad y por que no de la obstinación, cuanto es capaz de llegar a realizar el ser humano cuando se propone una meta que parece inalcanzable”.
El vasco de la carretilla falleció octogenario en Misiones el 5 de junio de 1964; por esos días, la prensa volvió a homenajear a quien ya en vida había sido una leyenda. Se desconocen los motivos por los que jamás regreso al pueblo donde se inicio esta historia.
-32 años después...
Lunes 29 de julio de 1996. CRÓNICA- El diario de mayor circulación en el sur Argentino.
“(...) En una tumba sencilla, la placa dice “GUILLERMO Larregui”, “EL VASCO DE LA CARRETILLA, 5 DE JUNIO DE 1964”, fecha en la que falleció rodeado por el canto de los boyeros y quejidos de tucanes que se confunden con las voces de la selva misionera. Tal vez a un turista patagónico que visite las Cataratas del Iguazú, no se le ocurra visitar el cementerio de Puerto Iguazú; tal vez no conozca la historia del vasco – patagónico que se dedico a juntar la basura o a curar los animales que encontraba malheridos; pero si Ud. va por ese lugar algún día, acérquese y encontrara un pedacito de la historia de nuestra, región confundida con la selva”.

ELAL Y LOS CISNES


El mito tehuelche narrado en un tapiz

Versión libre del mito de Elal

Proyecto Entretejiendo Nuestra Identidad

Fundación Patagonica Austral Municipalidad de Cmte. Luis Piedra Buena
Subsecretaría de Cultura de Santa Cruz
Dirección de Patrimonio Cultural

Esfuerzo de muchos

Santa cruz posee un incomparable Patrimonio Cultural y Natural, desde hace millones de años nos llegan los testimonios de flora y fauna que suscitan interés en investigadores de todo el mundo.
Los antecedentes de poblamiento humano datan de más de 13.000 años, siendo de los más antiguos del continente americano. Ya en la época moderna, los probables descendientes de estos pueblos originarios, los tehuelches, habitaron nuestra región.
Aunque hoy en día están presentes integrando nuestra sociedad santacruceña, poco conocemos de sus ritos y costumbres debido a la desvalorización sistemática a la que han sido sujetos. Tehuelches, mapuches, criollos e inmigrantes europeos, todos formamos parte de esta diversidad provincial. Aún cuando nuestros abuelos hayan descendido de los barcos, todos debemos reconocernos como pueblos originarios si queremos llegar a integrar una identidad.
El mito tehuelche de la creación de la Tierra: Elal, hijo de los dioses de la mitología aonikenk, nos transmite su versión de los hechos.
Este tapiz, esfuerzo de muchas personas a lo largo de la Provincia, es un material incomparable por su contenido, su poética y sus hermosas ilustraciones, obra de los niños de Santa Cruz y bordado por las manos de nuestra gente.
Desde la Dirección de Patrimonio Cultural, intentamos poner a disposición este material para conocer más sobre nuestros orígenes y entender la filosofía de integración con al naturaleza.

Arq. Silvia Mirelman
Directora de Patrimonio Cultural
Subsecretaría de Cultura de Santa Cruz


La historia del tapiz

En el año 1985, el Dr. Carlos Riera Cervantes propuso a la Dirección de Cultura de la localidad de Comandante Luis Piedra Buena (Provincia de Santa Cruz) la presentación conjunta con la Fundación Patagonica Austral, de un proyecto a la UNESCO consistente en la realización de un tapiz que relatase la historia de Santa Cruz. Dicho tapiz sería creado a partir de los dibujos de niños y bordado por artesanos y artesanas de toda la provincia. Este proyecto, denominado “Entretejiendo Nuestra Identidad” fue el único aprobado para Argentina durante ese año.
A partir de ese momento, se creó una Comisión Pro-Tapiz presidida por el Arq. Daniel Cazzappa y conformada por docentes y artesanos, quienes resolvieron modificar el tema del tapiz relatando el mito tehuelche de la creación del mundo en vez de la historia de la provincia de Santa Cruz. Los docentes Marcos Scurzi y Gustavo López realizaron una paciente investigación histórico-antropológica para recopilar las distintas versiones del mito relatado por los antiguos pobladores de la región. También recabaron datos acerca de la flora, la fauna y las diferentes características del territorio santacruceño.
Con estos elementos, los docentes viajaron a todas las localidades de Santa Cruz para narrarles el mito de Elal a los niños, quienes con hojas de papel y pasteles al óleo realizaron más de 5000 dibujos ilustrando los distintos momentos del mito. Posteriormente, Eduardo Gálvez llevó a cabo la síntesis poética de los textos, que sirvió de hilo conductor a un equipo de arquitectos y profesores de artes plásticas, para que efectuasen la selección de los trabajos y el diseño definitivo de la obra.
Durante 7 años de trabajo, niños, jóvenes, docentes y artesanos de la provincia de Santa Cruz, bordaron con lana hilada a mano este tapiz de casi 27 metros de largo. En él pudieron deleitarse con las peripecias de Elal, héroe mítico del pueblo originario tehuelche: su viaje al extremo sur del continente americano, su descenso en el Chaltén y las instrucciones que dio a los chonek (tehuelches), para poder vivir en la estepa austral.
Se trata, en definitiva, de una versión libre, coherente y motivadora del mito, un patrón visual volcado en lienzo crudo y realizado enteramente en forma artesanal. En la elaboración del tapiz fueron utilizadas lanas patagónicas, tinturas locales, recetas tradicionales de teñido y muchas horas de conversación, trabajo y creación. Todos esos elementos han quedado fundidos en cada trazo de tela, manteniendo viva, de esta manera, la memoria de los tehuelches, pobladores originarios y dueños ancestrales de la extensa Patagonia Austral.
El tapiz fue declarado de Interés Cultural por el Gobierno de la Provincia de Santa Cruz y recorrió, en muestra itinerante, todas las localidades del territorio. También fue expuesto en la sede de la UNESCO, en París, en 1997 y en distintas ciudades de España durante 1998.
Desde 1992, la ciudad de Comandante Luis Piedra Buena es la depositaria de este tapiz, considerando actualmente el más largo de América.



En medio de extensos mares, en una isla lejana, el gigante Nóshtex raptó a la nube Teo, encerrándola en una caverna. Cuando sus hermanas advirtieron la ausencia, descargaron tormentas de vientos poderosos y lluvias torrenciales. Y Koosh, el creador del mundo, profetizó que aquel que osara raptar a una nube, sería castigado, y que si acaso ella esperaba un hijo, ese niño sería más poderoso que su padre.
Nóshtex, lleno de temor ante la preñez de Teo, la golpeo salvajemente, arrancándole el niño de sus entrañas para despedazarla. Entonces una tuco- tuco*, TerrWerr, salvó la vida del pequeño escondiéndolo en su cueva. Cuando el refugio fue insuficiente para protegerlo, TerrWerr solicitó ayuda a todos los animales para enviarlo a las otras tierras creadas por Koosh.
Y así fue como comenzaron los preparativos para la fuga. Mientras que la mayoría de los animales acudieron al lugar para ayudar con el escape, algunos, como el puma y la lechuza, se negaron, y otros, como el flamenco, el piche, el zorrino y el ñandú, llegaron tarde. El flamenco, Kapenkenk, se entristeció para siempre por su indebido retraso; por eso el niño le pintó el plumaje con los tonos rosados del amanecer, intentando inútilmente aliviar su pena.
El niño castigó al ñandú, Mexeush, quitándole el don de volar por su tardanza. El zorrino iba tan feliz que no pudo evitar contárselo a Nóshtex. Debido a su indiscreción este animal se quedó sin amigos y por eso ahora lanza un olor nauseabundo que aleja a quien se cruza en su camino. Casi todos los animales confluyeron en las orillas de una laguna para ver cómo el cisne, Kóokne, lo llevaba sobre su lomo, volando a través del mar.
Como esa travesía salvadora unió el alma del pequeño con la de los cisnes para siempre, el niño fue llamado Elal, por el sonido que esas aves producen mientras van en vuelo. Elal fue depositado en el cerro Chaltén, cumbre del nuevo territorio creado por cosh (hoy conocido como Patagonia). Allí los pájaros lo protegieron del frío dándole calor con la suavidad de sus plumajes y lo defendieron del hambre trayéndole, con sus picos, alimentos de la estepa.
Al descender de la cumbre, Elal fue atacado, con furia, por dos hermanos, Kokeske (frío) y shíe (nieve). Para defenderse, golpeó dos piedras, y con ello invocó la vital presencia del Fuego. Entonces los hermanos pidieron ayuda de Maip, espíritu maléfico. Pero por temor a que el héroe enseñase a las aves cómo invocar a las llamas, un pacto de paz se hizo entre los enemigos, dejando así terreno libre para el desarrollo de la vida.
Al enterarse Elal de la presencia de su padre en el nuevo territorio creó los bosques y a los humanos (chonek) para defenderse. Por eso el gigante se vio obligado a regresar. Y cuando Elal se reunió nuevamente con los chonek, les enseñó las artes de invocar al fuego y de matar con arco y flecha; mientras los acompañaba en su primera cacería, les habló de la importancia de ser valientes para sobrevivir.
Entretanto, Nóshtex encomendó a su hermano Gosye matar a Elal. Como no pudo reconocer asu sobrino, Gosye daba muerte, devorando, a todo cazador y criatura que encontrase en su camino. En vano los chonek trataron de matar al gigante con cuchillos y flechas, ya que sus puntas rebotaban en la gruesa piel del gigante. Elal sometió a Gosye a un terrible castigo... Humillado, el agresor, debió emprender el regreso.
Nóshtex se enojó tanto con el fracaso de gosye, que hizo temblar la isla con un poderoso rugido. Decidió llevar a cabo un intenso más para dar muerte a su hijo. Para ello, hizo adiestrar a un poderoso cazador de nombre shintaukel. Luego de haber terminado su entrenamiento, el retador arribó al nuevo territorio para desafiar definitivamente a Elal.
En plena batalla entre Elal y Shintaukel, el sol se oscureció y una manada de pumas rodeó a los contrincantes. Shintaukel aprovechó el momento para herir a Elal, mientras éste luchaba contra los felinos. El extraño suceso fue visto por los chonek como un mal augurio, y comenzaron a alentar a Shintaukel. Como Elal desapareció ante la mirada atónita de los hombres, el joven cazador fue considerado el nuevo héroe.

MITOLOGIA TEHUELCHE EL CREADOR


Las narraciones tehuelches comienzan con un Dios creador que reside en osiosa actitud en la extremidad este del mundo. En el contexto narrativo el nombre de esta deidad eterna y de poder absoluto es K�och, ( cielo) , agobiado por su remota soledad , K�och creo el mar primitivo co sus l�grimas y suspir� fuertemente, provocando una tormenta que disip� la nube que cubr�a la tierra.
Para el tehuelche K�och aparece como una figura puramente mitol�gica qui�n no era adorado y no formaba parte del culto. Mejor dicho, K�och llevaba una apretada existencia en el cielo, sin trabas por asuntos del mundo. Exitado por observar su creaci�n, �l se esforz� para borrar las tenebrosas sombras que imped�an su visi�n. Una chispa salt� de la punta de sus dedos y encendi� el sol .El calor del sol cre� las nubes de lluvia que comenzaron a moverse a trav�s de los cielos, de acuerdo al capricho del viento. Las nubes se rebelaron ante el ostigamiento y amenazaron con truenos y rayos, eventualmente el Creador tuvo que frenar las inclinaciones ca�ticas de los actores celestiales y ordenar su comportamiento apropiado. La mujer- fue creada por k�och para mitigar la oscuridad de la noche, pero ella, insatisfecha por su funci�n nocturna, comprometi� al hombre- sol en una disputa sobre quien era para gobernar de d�a y quien de noche.
Una vez creado por Coche instalados en sus senderos, el hombre-sol y la mujer-luna comenzaron a seguirse cada uno a trav�s del cielo, encontr�ndose detr�s de las monta�as en el horizonte. Ellos se convirtieron en marido y mujer y tuvieron una hija, la estrella del atardecer quien jugaba un rol preponderante en el cielo h�roe de la mitolog�a tehuelche.
La gente del sol vive en el cielo como seres antropom�rficos quienes se alimentaban con los humanos, pero que carec�an de ano. La gente de la luna son seres malignos con forma de guanaco macho, �and� y monta�a de roca lanzada.
El para�so de los tehuelches est� ubicado en el cielo donde las estrellas brillantes marcan sus l�mites en forma rectangular y de corrales crecientes. Las estrellas son im�genes de las almas de los tehuelches muertos.
Despu�s de crear los cuerpos celestiales y los elementos, K�och trae delante del oc�ano Atl�ntico una isla legendaria. El la puebla con gente animal que vive en armon�a con los otros hasta que su paz es destruida por la aparici�n de esp�ritus malignos, demon�acos y monstruos gigantes.
Ellos no son creaci�n del solar de K�och pero si son los hijos de la noche: AXSHEM, traedor de penas; MAIP,el portador de ansiedad y desgracia;y KELENKEN, due�o de la peste y afici�n. Ella tambi�n llev� la cr�a de los HOL-GOK gigantes y deposit� su descendencia en la caverna de la monta�a- mujer, quien hab�a nacido en estado enfermizo. La destrucci�n de la gloria paradis�aca de K�och por medio de la introducci�n de tama�o da�o, fue causada por el comportamiento celoso de la noche, celos que demostraba, al ver el amor que se profesaban el sol y la luna.
Uno de los descendientes de la noche era N�SHTEX, quien se enamora de una mujer nube y la lleva a su cueva de la monta�a en contra de su voluntad. Ultrajada por ese acto de violencia la gente- nube lanza una protesta y provoca aleteos de tormentas de truenos que provocan gran temor en la gente � animal de la isla. Mediante intervenci�n del sol, K�och ordena que el hijo que dar�a a luz la mujer � nube estar�a dotado con poderes que excedieran a los de su padre. Habiendo hecho esta predicci�n , K�och desaparece de la escena y se retira como un viejo y honorable hombre, a vivir al final del mundo, en el horizonte.
Esta es la profec�a del creador que conecta al cielo cosmog�nico de la mitolog�a tehuelche con el ciclo del h�roe Elal. Por eso es aparentemente en este momento que la mitolog�a tehuelche une mediante la predicci�n de K�oc, en la persona de una deidad- dema, otras dos tradiciones muy distintas pero paralelas. El ciclo h�roe proviene posiblemente de un origen mas reciente que el ciclo cosmog�nico. De todas formas la mujer raptada concibe un hijo, Ela, quien hereda la promesa divina de K�och sobre poseer poderes sobrenaturales y act�a ante la clase humana para completar el trabajo de creaci�n.
La noticia que el hijo de la mujer- nube ser�a dotado divinamente fue llevado por el viento a la gente- nube para que calmen su furia. Sin embargo el mensaje del viento tambi�n alcanz� los o�dos del c�ndor y por intermedio de este a los Noshtex, quien temeroso de caer bajo el poder de su hijo, decide matar a su esposa y devorar a ambos, a ella y al ni�o no nacido. La sangre del cuerpo mutilado de la mujer se extendi� a trav�s del cielo Oriental, donde los ind�genas m�s tarde van a contemplar la aurora de los d�as venideros. El cielo escarlata marca la cortina naciente, por decirlo as� de la era h�roe de la mitolog�a tehuelche.
Nacido prematuramente por ces�rea, el ni�o Elal es salvado y criado por su abuela al amparo de los huecos de la tierra. Ella es la que convoca a la gente-animal de la isla para llevar a cabo la reuni�n de la laguna, en la que ellos planean la evacuaci�n del ni�o h�roe. Hubo dos razones principales para transferir al ni�o desde la isla hasta el continente: escapar de la muerte en manos de su padre y responder al requerimiento de la gente animal circundante, de completar la misi�n de creaci�n.
El ni�o es encomendado al cisne, quien lo lleva a trav�s del oc�ano y lo deposita en el CHALTEN ( Fitz Roy), cerca del lago Viedma. All� es alimentado y cobijado por los p�jaros quienes lo siguieron desde la isla hasta Patagonia; pero lo mismo hicieron los esp�ritus malignos, incluyendo a su progenitor y a los monstruos gigantes, quienes se alzaron como adversarios de Elal y a quienes el h�roe deb�a vencer. Los atributos que marcan a Elal como el h�roe prototipo y que lo distinguen del resto de los hombres est�n claramente puestos de manifiesto en la mitolog�a tehuelche. Ellos incluyen, por supuesto, sus poderes extraordinarios , su nacimiento anti- natural, y su herencia divina. Bajo el cuidado de su abuela, el vive un proceso de precocidad f�sica y crecimiento mental, inventa el arco y la flecha y demuestra una extraordinaria punter�a. As� como K�och cre� la isla para que fuera el hogar de su gente- animal, Elal hace arreglo para que la Patagonia sea el hogar de los Tehuelches. A�n cuando el figura en una leyenda como el alfarero creador del hombre, una tradici�n, aparentemente m�s original, lo muestra en compa�a de seres preexistentes, generalmente zoom�rficos, los que adquieren atributos humanos a trav�s de su asociaci�n con el h�roe. De acuerdo con una tradici�n, el crea el fuego en el primer tiempo para sobrevivir las inclemencias de su primer h�bitat en la Patagonia.
Elal es el creador del fuego y les ense�a a los hombres su significado culinario. Para redondear la imagen de Elal como figura cl�sica del ciclo h�roe, �l se retira de esta tierra relativamente joven, prometiendo a los hombres de conducta moral una bienaventurada vida despu�s de la muerte en su mundo del cielo.
Los primeros actos del h�roe de desarrollan alrededor de la cueva, el toldo de su abuela, situado cerca del r�o Senguer. La vieja mujer le revela la causa de la muerte, diciendo que ella le hab�a salvado a �l de una muerte similar. Ella admira la valent�a del ni�o en el uso del arco y la flecha, que �l invent� y la subyugaci�n del c�ndor a su antojo. Elal determina vengar el brutal asesinato de su madre venciendo a su padre y conduci�ndolo a su muerte. Y aqu� de nuevo, el h�roe no es vencido por su sed de venganza. En vez de dar ocasi�n a convertirse en un parricida, �l emplea su talento para inducir a su padre a suicidarse.
Libre y listo para vencer las fuerzas malignas de este mundo, Elal se equipa para matar a un rival poderoso y devorar una ballena. Pero luego �l se embarca en un viaje celestial para conquistar la gente de la luna y pedir la hija de la luna y el sol como esposa. Este episodio central del ciclo h�roe muestra Elal sobrellevando su jornada peligrosa a espalda de un cisne fiel, creando monta�as e islas durante su viaje. Elal pregunta por la hija de �ste y la luna y es sometido a una serie de pruebas de pretendiente, que imponen rendir la gente devastadora de la luna: el guanaco macho, el avestruz y la monta�a de rocas lanzadas. Adem�s el h�roe deb�a comprobar que su astucia era semejante a la astucia del sol y la luna, cuando ellos tratan de enga�arlo para que contraiga enlace con una esposa sustituta. Victorioso, Elal se lleva a la hija del sol y de la luna a vivir a la Patagonia, cerca del mar, ellos tienen un hijo quien no tiene un nombre personal. Pero contra la voluntad de Elal, su esposa le confiere un nombre, siendo que el ni�o se arroje en el agua.
Despectivo de sus suegros traidores Elal tambi�n lanza a su esposa al agua y la transforma en una sirena. Alejada del amor de su madre ella reacciona provocando el aumento y disminuci�n de las fases de la luna causando el movimiento peri�dico del mar. El sol hab�a venido en busca de su hija, pero ambos, �l y la mujer- luna debieron tomar sus posiciones permanentes en el cielo.
Habiendo completado su misi�n, Elal se transforma en un p�jaro y vuela sobre el lomo del cisne hasta donde el cielo encuentra el horizonte. Disparando flechas durante el viaje y soplando, �l cre� numerosas islas donde descansa durante la larga jornada.
Desde el horizonte oriental Elal asciende al cielo a esperar el arribo de las almas tehuelches. En su ausencia ENDEUNK (Uendeuk), el benevolente esp�ritu tutelar del tehuelche y el oponente del esp�ritu maligno, miran y cuidan a los ind�genas de la tierra.
El tambi�n sirve de cortejo f�nebre cuando sus almas van a encontrarse con el h�roe y debe rendir cuenta de sus conductas como humano en la tierra.

viernes, 7 de noviembre de 2008

IDIOMA

Idioma [editar]
Las diferentes parcialidades tehuelches hablaban varias lenguas pertenecientes al grupo chon, clasificado dentro del tronco macro-panoano, pero no existe claridad acerca de las relaciones internas entre ellas, pues diferentes autores postulan a unas como dialectos de otras o a todas como lenguas independientes.
Hasta el siglo XIX se reconocían las siguientes lenguas o dialectos: los gennakenk hablaban el chulilaiagich (o günün a'ajech o puelche o günúna küne), cuya relación con las demás lenguas del grupo es discutida y a menudo se lo considera una lengua aislada a falta de más información; los tsoneka centrales, es decir, los ubicados en la actuales provincias del Neuquén, Río Negro y el norte de la del Chubut (entre los gennakenk al norte y los aonnikenk al sur), hablaban la lengua llamada pän-ki-kin o penken.
En la Patagonia central existía asimismo una antigua lengua de interfase entre las etnias tehuelches meridionales y septentrionales, llamada tehuesh (tewsün, téushenkenk o teushen) y fue paulatinamente suplantada por las voces aonnikenk. Sin embargo, gran parte de la actual toponimia de la meseta central conserva aún hoy sus raíces tewsün, como por ejemplo el vocablo "Chupat" del cual proviene "Chubut".
Finalmente los aónikenk hablaban el idioma conocido habitualmente como tehuelche o tsoneka o aónikenk, que constituye la lengua actualmente más estudiada del grupo.

TEHUELCHES (SUBGRUPOS)

La clasificación de los pueblos que poblaron la Pampa y la Patagonia es confusa a causa de que se produjo la extinción temprana de algunos de ellos y porque las vastas extensiones impidieron que los exploradores que los reconocieron tomaran contacto con todos los grupos o, en otros casos, que las migraciones estacionales de los indígenas recorriendo grandes distancias hicieran que los exploradores sobreestimaran el número de individuos de un pueblo o el rango de distribución de una lengua. Conjuntamente con esto, la irrupción de los mapuches desde el oeste transformó profundamente la realidad cultural, mixogenizando y absorbiendo a las etnias de la Pampa y centro y norte de la Patagonia. Posteriormente la Conquista del Desierto finalmente condujo a la casi extinción de las comunidades indígenas. Además, a todo este panorama se suma el desacuerdo de los investigadores.

El médico argentino Federico Escalada publicó en 1949 su obra "El Complejo Tehuelche", en ella hace una clasificación en la que postula la existencia de los Chehuache kenk:[2] y niega que hayan sido tehuelches los het que el jesuita inglés Thomas Falkner en su obra publicada en 1774, A description of Patagonia and the adjoining parts of South America, subdividió en tres grandes parcialidades: taluhet, didiuhet y chechehet.

Tehuelches insulares: los onas o selknam y los manekenk o haush, en Tierra del Fuego (aunque los mannekenk resulten mixogénicos de selknam con los no patagónidos yámanas).
Tehuelches de tierra firme:
Aónikenk (de aonek'enk, "sureños"): desde el estrecho de Magallanes hasta Chubut, incluyendo a los mecharnue. De lengua aoniko áish.
Chehuache kenk: los valles cordilleranos desde el lago Buenos Aires/General Carrera hasta el lago Nahuel Huapi. De lengua teushen.
Gününa küne, gennaken o gennakenk: desde Chubut a la Sierra de la Ventana y el sur de Mendoza. De lengua gününa iájech. Junto con otros pueblos, fueron llamados puelches ("orientales") por los mapuches.
El antropólogo argentino Rodolfo Casamiquela revisó en 1965 la clasificación de Escalada, colocando a los Chehuache kenk como pertenecientes a los gününa küne[3] y a los het o querandíes como parte de los tehuelches.

Tehuelches insulares: los onas o selknam y los manekenk o haush, en Tierra del Fuego.
Tehuelches continentales:
Tehuelches meridionales:
Tehuelches meridionales boreales: desde el río Santa Cruz al río Chubut. De lengua teushen.
Tehuelches meridionales australes: desde el estrecho de Magallanes al río Santa Cruz. De lengua aonek'o 'a'jen.
Tehuelches septentrionales:
Tehuelches septentrionales boreales o querandíes: en la región pampeana desde el Río de la Plata a Mendoza. De lengua querandí.
Tehuelches septentrionales australes o gününa küne: al sur de los querandíes hasta Chubut. De lengua gününa iájech.

LOS INDIOS TEHUELCHES (AONIKENK)

Los Tehuelches (o Patagones) vivían en el sur de la Patagonia, entre el río Santa Cruz y el estrecho de Magallanes. En un tiempo remoto, esos cazadores convivieron con fauna actualmente extinguida como el famoso milodon y el caballo enano. Tienen unas similitudes con los otros indios de Patagonia mas al norte (Mapuches, Pehuelches) con les cuales tenían contactos. Los primeros viajeros anotaron los parecidos en el modo de cazar por ejemplo, con los otros indios que ya conocían : los indios del Río (de La Plata).
De aproximadamente 4.000 o 5.000 antes de la llegada en aquel país de la civilización europea, los últimos tehuelches fueron reducidos a sectores como Camusu Aike y Lago Cardiel, antes de desaparecer como pueble indio.

Se puede distinguir entre los Aonikenk (Tehuelche Meridionales) y los Günün-A-Küna (Tehuelche Septentrionales).

El primero europeo a conocer esos indios australes fue Antonio Pigafetta, cronista de la expedición de Magallanes (1520). Fue el que inicio el mito respecto al gigantismo de los patagones.
Como termino medio tenían 1,80 metros de altura. Dice Dumont d'Urville que le impacto 'su enorme ancho de las espaldas, su cabeza ancha y gruesa y sus miembros macizos y vigorosos' destacando que 'constituye una bella raza de hombre, plenos de fuerza y vigor'.

MITO TEHUELCHE:KOOCH,EL CREADOR DE LA PATAGONIA

Según dicen los tehuelches, hace muchísimo tiempo no había tierra, ni mar, ni sol... solamente existía la densa y húmeda oscuridad de las tinieblas. Y en medio de ella vivía eterno, Kóoch.
Nadie sabe por qué, un día Kóoch, que siempre se había bastado a sí mismo, se sintió muy solo y se puso a llorar. Lloró tantas lágrimas, durante tanto tiempo, que contarlos sería imposible. Y con su llanto se formó el mar, el inmenso océano donde la vista se pierde.
Cuando Kóoch se dio cuenta de que el agua crecía y que estaba a punto de cubrirlo todo, dejó de llorar y suspiró. Y ese suspiro tan hondo fue el primer viento, que empezó a soplar constantemente, abriéndose paso entre la niebla y agitando el mar.
Algunos dicen que fue así, por los empujones del viento, que la niebla se disipó y apareció la luz, pero otros opinan que fue Kóoch el inventor de la claridad. Cuentan que, en medio del agua y envuelto en la oscuridad, deseó contemplar el extraño mundo que lo rodeaba. Se alejó un poco a través del negro espacio y, como no podía ver con nitidez, levantó el brazo, y con su gesto hizo un enorme tajo en las tinieblas. Dicen también que el giro de su mano originó una chispa, y que esa chispa se convirtió en el sol.
Xáleshen, como llaman los tehuelches al gran astro, se levantó sobre el mar e iluminó ese paisaje magnífico: la inmensa superficie ondulada por el
viento,cuyo soplo retorcía cada ola hasta verla deshacerse bajo su tocado de
espuma.
El sol formó las nubes, que de allí en más se pusieron a vagar, incansables, por el cielo, matizando el agua con su sombra, pintándola con grandes manchones oscuros. Y el viento las empujaba a su gusto, a veces suavemente, y a veces en forma tan violenta que las hacía chocar entre sí. Entonces las nubes se quejaban con truenos retumbantes y amenazaban con el brillo castigador de los relámpagos.
Luego Kóoch se dedicó a su obra maestra. Primero hizo surgir del agua una isla muy grande, y luego dispuso allí los animales, los pájaros, los insectos y los peces. Y el viento, el sol y las nubes encontraron tan hermosa la obra de Kóoch que se pusieron de acuerdo para hacerla perdurar: el sol iluminaba y calentaba la tierra, las nubes dejaban caer la lluvia bienhechora, el viento se moderaba para dejar crecer los pastos... la vida era dulce en la pacífica isla de Kóoch. Entonces el Creador, satisfecho, se alejó cruzando el mar. A su paso hizo surgir otra tierra cercana y se marchó al horizonte, de donde nunca más volvió.
Y así hubieran seguido las cosas en la isla de no ser por el nacimiento de los gigantes, los hijos de Tons, la Oscuridad. Un día, uno de ellos, llamado Noshtex, raptó a la nube Teo y la encerró en su caverna.
Sus hermanas buscaron a la desaparecida a lo largo y a lo ancho del cielo, pero nadie la había visto. Entonces, furiosas, provocaron una gran tormenta. El agua corrió sin parar desde lo alto de las montañas, arrastrando las rocas, inundando las cuevas de los animalitos, destruyendo los nidos, arrasando la tierra en una inmensa protesta... Después de tres días y tres noches, Xáleshen quiso saber el motivo de tanto enojo y apareció entre las nubes. Enterado de lo sucedido, esa tarde, al retirarse detrás de la línea donde se junta el cielo con el mar, le contó a Kóoch las novedades, y Kóoch contestó;
-Te prometo que, quienquiera que haya raptado a Teo, será castigado. Si ella espera un hijo, ése será más poderoso que su padre.
A la mañana siguiente, apenas asomado, el sol comunicó la profecía a las nubes agolpadas en el horizonte y éstas, enseguida, se la contaron a Xóchem el viento, que corrió hacia la isla y difundió la noticia aquí y allá, anunciándola a quien quisiera oírla. Y el chingolo se lo contó al guanaco, el guanaco al ñandú, el ñandú al zorrino, el zorrino a la liebre, al armadillo, al puma. Después Xóchem sopló el mensaje en la puerta de las cavernas de los gigantes, para que no quedara nadie sin enterarse.
Así escuchó Nóshtex las palabras de Kóoch, y tuvo miedo de su pequeño enemigo, que ya vivía en el vientre de Teo. "Voy a matarlos", pensó, "voy a matarlos y a comérmelos a los dos". Golpeó salvajemente a Teo mientras dormía, arrancó al niño de sus entrañas y, sin mirar a su hijo abandonado en el suelo de la caverna, la despedazó.
Pero alguien más, adentro de la cueva, había escuchado a Xóchem. Era Ter-Werr, una tuco-tuco que vivía en su casa subterránea excavada en el fondo de la gruta. Dicen que fue ella la que salvó al bebé, la que, sigilosamente, en el mismo momento en que el monstruo levantaba a su hijo para devorarlo, le mordió el dedo del pie con todas sus fuerzas, la que escondió al niño debajo de la tierra antes de que el gigante pudiera reaccionar...
Sin embargo, el refugio era demasiado precario. Nóshtex cruzaba la caverna haciéndola temblar con sus pasos de gigante, recorría la isla buscando al cachorrito que apenas había visto, a ese hijo que en cuanto creciera iba a traicionarlo.
Entonces Terr-Werr pidió ayuda al resto de los animales: ¿dónde esconder al bebé?, ¿cómo ponerlo a salvo del gigante?
Cuentan que todos los animales hicieron una asamblea para discutir el asunto. Que el Kíus, el chorlo, era el único conocedor de la otra tierra que, más allá del mar, había creado Kóoch antes de recluirse en el horizonte, y que propuso enviar allí al niñito. Así comenzaron los preparativos para la fuga secreta.
Una madrugada, cuando el hijo de Teo y el gigante estuvo listo para partir, Terr-Werr lo llevó hasta las inmediaciones de una laguna y lo escondió entre los juncos. Desde allí llamó a Kíken, el chingolo, para que a su vez transmitiera el mensaje: todos los animales fueron convocados para escoltar al niño. Algunos, como el puma, se negaron. Otros, como el ñandú y el flamenco, llegaron demasiado tarde. El zorrino iba tan contento al encuentro de la criatura que, interceptado por el gigante, no supo guardar el secreto. Así enterado, Nóshtex se dirigió a grandes pasos hacia la laguna, pero el pecho-colorado, instruido por Terr-Werr lo distrajo con su canto. Por eso no llegó a tiempo para ver cómo el cisne se acercó al niño nadando majestuosamente y lo colocó sobre su lomo, ni cómo carreteó luego para levantar vuelo. Sólo alcanzó a distinguir en el cielo un pájaro blanco que, con su largo cuello estirado y las alas desplegadas, volaba decididamente hacia el oeste. Así, en su colchoncito de plumas, se alejaba el protegido de Kóoch hacia la tierra salvadora de la Patagonia.

LOS INVENTOS DE ELAL

Dicen los tehuelches que la Patagonia era sólo hielo y nieve cuando el cisne la cruzó, volando, por primera vez. Venía de más allá del mar, de la isla divina donde Kóoch había creado la vida y donde había nacido el pequeño Elal, a quien cargó sobre su blanco lomo hasta depositario sano y salvo en la cumbre del cerro Chaltén (1).
Dicen también que detrás del cisne volaron el resto de los pájaros, que los peces los siguieron por el agua y que los animales terrestres cruzaron el océano a bordo de unos y de otros. Así la nueva tierra se pobló de guanacos, de liebres y de zorros; los patos y los flamencos ocuparon las lagunas y surcaron por primera vez el desnudo cielo patagónico los chingolos, los chorlos y los cóndores.
Por eso Elal no estuvo solo en el Chaltén: los pájaros le trajeron alimentos y lo cobijaron entre sus plumas suaves. Durante tres días y tres noches, permaneció en la cumbre, contemplando el desierto helado que su estirpe de héroe transformaría para siempre.
Cuando Elal comenzó a bajar por la ladera de la montaña le salieron al encuentro Kokeske y Shíe, el Frío y la Nieve. Los dos hermanos que hasta entonces dominaban la Patagonia lo atacaron furiosos, ayudados por Máip, el viento asesino. Pero Elal ahuyentó a todos golpeando entre sí unas piedras que se agachó a recoger, y ése fue su primer invento: el fuego.
Cuentan que Elal siempre fue sabio, que desde muy chiquito supo cazar animales con el arco y la flecha que él mismo había inventado. Que ahuyentó al mar con sus flechazos para agrandar la tierra, que creó las estaciones, amansó las fieras y ordenó la vida. Y que un día, modelando estatuillas de barro,
creó a los hombres y las mujeres, los tehuelches. A ellos, a sus chónek, les confió los secretos de la caza: les enseñó a diferenciar las huellas de los animales, a seguirles el rastro y a poner los señuelos, a fabricar las armas y a encender el fuego. Y también a coser abrigados quillangos, a preparar el cuero para los toldos hasta dejarlo liso e impermeable... y tantas, tantas otras cosas que sólo él sabía.
Cuentan que hasta la Luna y el Sol están donde están por obra de Elal, que los echó de la Tierra porque no querían darle a su hija por esposa. Y que el mar crece con la luna nueva porque la muchacha, abandonada por el héroe en el océano, quiere acercarse al cielo, desde donde su madre la llama. Y también que si no fuera porque una vez, hace muchísimo tiempo, cuando hombres y animales eran la misma cosa, Elal castigó a una pareja de lobos de mar, no existirían el deseo ni la muerte. Finalmente Elal, el sabio, el protector de los tehuelches, dio por terminados sus trabajos. Dicen que un día, poco antes del amanecer, reunió a los chónek para despedirse de ellos y darles las últimas instrucciones. Les anunció que se iba, pidió que no le rindieran honores pero sí que transmitieran sus enseñanzas a sus hijos, y éstos a los suyos, y aquéllos a los propios, para que nunca murieran los secretos tehuelches. Y cuando ya asomaba por el horizonte, Elal llamó al cisne, su viejo compañero. Se subió a su lomo y le indicó con un gesto el este ardiente. Entonces el cisne se alejó del acantilado, corrió un trecho y levantó vuelo por encima del mar.
Inclinándose sobre el ave que lo llevaba y acariciando su largo cuello, Elal le pidió que le avisara cuando estuviera cansado. Cuando el cisne se quejaba, Elal disparaba una flecha hacia abajo, y con cada flechazo surgía en el agua una isla donde era posible posarse a descansar.
Dicen que varias de esas islas se distinguen todavía desde la costa patagónica, y que en alguna de ellas, muy lejos, adonde ningún hombre vivo puede llegar, vive Elal. Sentado frente a hogueras que nunca se extinguen, escucha las historias que le cuentan los tehuelches que, resucitados, llegan cada tanto para quedarse con él, guiados por el magnánimo Wendeunk.(*)